Mientras el ruido de las calles empezaba a aumentar, la diferencia sonora: una pequeña declinacion de la longitud de onda, producida por la palabra anonimo quedó atrapada peligrosamente en una nueva palabra, muy cercana: anodino.
Las palabras y sus tragedias, pensó. Aclarandose, muy pobremente, el hecho de que solo eran consideraciones absurdas en la mente equivocada. Mientras el transmilenio seguia su marcha sobredimensionado por la opinion pública, adentro congestion, tanto en la cabeza como en el vehiculo alargado de acordeon en medio. Al paso de las calles, los edificios y los vehiculos, las aceras y los árboles. Siempre una ciudad debe traer esto a sus habitantes, me refiero a la sensacion de conformidad, camuflada en la busqueda del éxito y la prosperidad. Seguia pensando. Mientras se balanceaba -movimiento normal- y dejaba pasar a la señora de cartera abigarrante, a la dama de tracero no indiferente, sabia que, de hecho, nadie más de un dia podría recordarlo. Y el dia es hoy y mañana es una promesa, jamas cumplida. Solo, claro, una decision insperada, ejemplo, tocar y aprisionar el tracero voluminoso entre la mano diestra y de paso voltear y sonrreir mostrando los dientes. Planes, todos, de ejecucion en otro cuerpo y en otra vida; asi, que el anonimato está asegurado.
La parada correcta es la siguiente. Abren las puertas, salen los cuerpos. El comentarista sigue a su personaje mientras él pasa por el torniquete. "¿Será esta historia fruto de la creacion o del azar; es este un buen personaje?" - se pregunta la voz que escribe. Los escalones que tiene que subir, las tareas pendientes -no podemos abstraernos de cuestiones elementales, ni resistirnos a disimular nuestra ignorancia- La puerta se abre, entra un alma. Permitirse un respiro profundo, en soledad, es irresistible, se saluda en el espejo y vuelve a perdonarse, metódicamente, por todo aquello que trasgredió y en lo que cree, pero que mercadea por presión de grupo.
El establecimiento: una ineluctable condición, una circunstancia -escribe en un cuaderno- Cómo puede desanudarlo sin correr el riego de deshilar todo cuanto le define, sin entregarse y ser macerado, consumido y olvidado. ¿Olvido? Se necesita algo para olvidar, explico: diluido. Las horas pasan y, sin sugerir mucho los escritos, llega la noche. Un día más en el área sombreada debajo de un concepto.
Las palabras y sus tragedias, pensó. Aclarandose, muy pobremente, el hecho de que solo eran consideraciones absurdas en la mente equivocada. Mientras el transmilenio seguia su marcha sobredimensionado por la opinion pública, adentro congestion, tanto en la cabeza como en el vehiculo alargado de acordeon en medio. Al paso de las calles, los edificios y los vehiculos, las aceras y los árboles. Siempre una ciudad debe traer esto a sus habitantes, me refiero a la sensacion de conformidad, camuflada en la busqueda del éxito y la prosperidad. Seguia pensando. Mientras se balanceaba -movimiento normal- y dejaba pasar a la señora de cartera abigarrante, a la dama de tracero no indiferente, sabia que, de hecho, nadie más de un dia podría recordarlo. Y el dia es hoy y mañana es una promesa, jamas cumplida. Solo, claro, una decision insperada, ejemplo, tocar y aprisionar el tracero voluminoso entre la mano diestra y de paso voltear y sonrreir mostrando los dientes. Planes, todos, de ejecucion en otro cuerpo y en otra vida; asi, que el anonimato está asegurado.
La parada correcta es la siguiente. Abren las puertas, salen los cuerpos. El comentarista sigue a su personaje mientras él pasa por el torniquete. "¿Será esta historia fruto de la creacion o del azar; es este un buen personaje?" - se pregunta la voz que escribe. Los escalones que tiene que subir, las tareas pendientes -no podemos abstraernos de cuestiones elementales, ni resistirnos a disimular nuestra ignorancia- La puerta se abre, entra un alma. Permitirse un respiro profundo, en soledad, es irresistible, se saluda en el espejo y vuelve a perdonarse, metódicamente, por todo aquello que trasgredió y en lo que cree, pero que mercadea por presión de grupo.
El establecimiento: una ineluctable condición, una circunstancia -escribe en un cuaderno- Cómo puede desanudarlo sin correr el riego de deshilar todo cuanto le define, sin entregarse y ser macerado, consumido y olvidado. ¿Olvido? Se necesita algo para olvidar, explico: diluido. Las horas pasan y, sin sugerir mucho los escritos, llega la noche. Un día más en el área sombreada debajo de un concepto.
5 comentarios:
Creo que el miedo a llamar la atención, la sensación de sentirse invidualizado por los ojos de los demás, pasar de ser un amasijo mas de carne a una persona que ha manifestado su pensamiento o emociones, sus carencias o sueños es uno de los factores que más nos empuja ser conformes no solo con los otros sino con nosotros mismos. La tolerancia, (palabra que en este caso estoy usando adecuadamente) hacia este generalizado comportamiento nos mantiene en un eterno sopor, nos da seguridad o al menos nos brinda la sensación de tenerla. Dejar que la vida transcurra sin miedo, sin encrucijadas, sin decisiones que marcan un antes y un después. El pavor a ser nosotros mismos provoca que ni siquiera nos percatemos que la idea de conformarnos con lo que pensamos, con lo que sentimos o soñamos es una prisión. El miedo a ir más allá de lo que se dice, mas allá, donde lo que se nos ha enseñado como obvio deja de serlo, donde todo lo que es claro, preciso, razonable, tiene sentido, “lógica”; ya no es evidente, si lográsemos por un momento experimentar nuestros límites, podríamos darnos cuenta que mucho de lo que se considera obvio no es más que lo que nuestra conformidad ha puesto como borde mental, nos daríamos cuenta que el miedo a lo que no podemos entender creo que lo que es obvio, que al aumentar la escala de lo que pretendemos explicar siempre nos enfrentamos a la sinrazón y entonces recurrimos a los paradigmas, costumbres ancestrales y demás para crearnos un contexto en el que las reglas se conocen y los resultados de nuestras esfuerzos son predecibles, reducimos la escala por incompetencia mental y física para sentirnos “dueños de nuestro destino” y al mismo tiempo, las mas de las veces, conformarnos inconscientemente con nuestras costumbres, cosmogonías, emociones, pensamientos y actos cotidianos, en síntesis, nos conformamos con nuestras vidas.
Perdóneme por favor los errores de sintaxis y horrografia, no revise con el suficiente detenimiento el comentario.
No importa, eso de la sintaxis, para mi quedo claro. ¿Sabe que una de esas conversaciones larguisimas que tuvimos una vez en su casa me dieron el material necesario para escribir acerca del conformismo? Gracias por le comentario, algunas cosas que se me habian quedado usted las trajó e hizo un buen complemento.
HUGO...CARAMBA, QUE BIEN EXPUESTA SU IDEA. LO FELICITO MAN. USTED ES EL QUE REALMENTE DEBERIA ESTAR PUBLICANDO. NO COMENTANDO. ESPERO SEGUIR LEYENDO COSAS SUYAS. ME INTERESAN MUCHO SUS CONCEPTOS. BALAM, ¿POR QUE NO SE EDITA ESTA ENTRADA PARA QUE QUEDE AL REVES?
YO DIRIA QUE DEBERIAS HABLAR MAS A MENUDO CON HUGO,CON ESO PODRIAS PLAGIARLO MEJOR. ¿NO?
Pues a mi, en cambio, me parece justo el registrar como se nos pasa la vida pensando en todo lo que no hicimos, en como negamos lo que somos por presión, y entre tanto, somos.
Pues es eso, somos, no eres el de la mano traviesa, eres el que está sentado mirando...
Buen comentario Huguito y excelente escrito Olto, saludo con pluma blanca en la mano.
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