febrero 22, 2010

Miedo

Se encontraba sentado frente a la ventana. Las cortinas se movian al paso del viento de la tarde. Miraba el escenario allá afuera, como quien contempla una obra de belleza cautiva. No importaba que desde su ángulo las montañas le parecieran menos rigidaz y eternas; porque en realidad, no son rigidas ni eternas. A cierto tiempo llevaba a su boca una tasa de café y cerraba los ojos, con el objetivo de recordar el mayor número de detalles y con la mayor nitidez posible.

El recurso del abandono solia practicarlo cuando tenía cosas tan importantes en que pensar, que solo la proximidad de dichas cuestiones le desactivaban. Asi, el niño que se tapaba los odios ante los reclamos de su mamá, volvia ahora con ejercicios para la memoria. Aveces, leia los diarios, y daba click a cuanto link aprecia entre los recurrentes "relacionados" construyendo con ello una red que le metia en algo parecido aun distractor sobreinformativo. En otras ocasiones, limpiaba hasta el delirio el estudio y ordenaba los papeles, de hecho en orden, de los cajones; clasificaba, reordenaba; si el tema que tenia que reclamar acción efectiva de él, era de verdad muy prioritario, preferia empezar a botar papeles, revistas, recortes, que antes le hubieran parecido importantes. Pero, llegada la noche, se encontraba con él en la cama recriminandose su abandono.

Volvamos a la ventana. Ahora con las hojas cerradas. Deberiamos entender al hombre, con sus formas de evación, pero solo lo medimos por los hechos, por las acciones. Los resultados son la medida homologable, un bien transable y tangible. Alguien que ve detras de unos cristales, que desde el confort de sillon, repite su oración de quietud, de eterna perplejidad, agobiado por la velocidad de la emoción, por la abulia que le consume; con todos aquellos nombres, citas y recomendaciones, dandole vuelta en la noches, a los que reconoce pero que no ha rendido culto.

Te he preguntado amigo, donde vas a estar en unos años, y me respondes que si supieras esa respuesta tu vida habría combiado, por completo. Voluntad no es lo que te falta, es pasión, una sana obsesión, antes de que te acostumbres a la inacción; pero como siempre tú por las ramas, escuchas y entiendes, pero nunca aplicas. Igual para mi serás un superdotado que regalas al mundo la oportunidad de comer y disfrutar de lo que por derecho te pertenece.




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