febrero 25, 2010

Coctel tonteria


Hotel "El rubi". 6. 30 p.m. Martes. Las campanas doblan en la iglesia: un llamado a los fieles; otro uso: mi despertador. Saco las piernas de entre las cobijas, estiro las manos y toco la pared cerca de la cabeza. Serio crucifijo de brazos extensos, madera como crucifijo y metal en el redentor. Segundo llamado por las campanas y estoy ya en la ducha, con la radio encendida, en la emisora de noticias.

El turno empieza a las 7 p.m y el bar a tres cuadras de distancia. Antes hamburguesa barata, papas fritas y coca-cola, en un puesto ambulante en la esquina del hotel. Ayer fue perro caliente, con todos los aderesos, misma coca-cola. Un lunes es tan parecido a un puente en medio de la selva, porque separa un espacio igual de hostil, misterioso. Un dia los puentes deberan ser portales que teletrasporten y el cambio será más abrupto. Mucha televisión en los comentarios. Mucha memoria en las relaciones. Poca imaginación en el amor.

Los fines de semana son más rentables pero entre semana encuetras una clase especial de clientes, que justifican la reduccion de la comision. Un martes de olvido, entre no te cases ni te embarques. Solo que esta noche sería para recordar.

Historia sencilla: Una mujer que se sienta cerca de la barra, pide un trago ligero y mientras bebe libera un suspiro que puede suponer una decepción. Él se acerca y le disuade, ¿quién más si no un bartender para hablar de los asuntos del corazon? "¿Acaso tienes experiencias en relaciones frustradas?" y con ello, la conversación dejó de ser un intro de cliches, y continua un rumbo natural: de improvisación, al menos para el hombre de los tragos; las mujeres no improvisan, pero, se presume su naturaleza oculta.

Desenlace fácil: Juntos van al cuarto en misión sexual. En la cama como en la miseria el hambre no es opcional. Ella que de tanto intentar se ha desdibujado mucho, solo quiere en esa noche olvidar y de paso sentirse útil para el placer; en su cuerpo permanece intacta, descubriría pronto, la misma funcion que le va a doler, mañana en curso: el deseo. Él sabe tanto de fingir como de esquivar las balas, "falle en una y muerte asegurada" Solo es un cuerpo en la cama, -entiende al verla descubierta en parte -solo una noche donde pasan tantos nombres, se vacian las botellas, se destapan los impulsos.

Solo falta la escusa para sacarla del cuarto. Pedir un taxi, y fingir que ella lo habia pedido ó sin intestinos, ni comentarios, "es hora que se vaya, tengo cosas que hacer" Pero en ese momento de planes con jaqueca incorporada, ella gira en su eje desnudo y de paso se descubre por completo. ¿Esa mirada es hacia mi o hacia la memoria? Sin embargo, él desea que lo recuerde, por vez primera, desea que lo recuerden, porque de su rostro quedó atrapado y de su olor desprendido en el giro tipo morsa en la arena. Y ella sin ropa, con crudas tripas: "no diga nada, solo pida una taxi"

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