abril 01, 2010

Don't you want me?

¿Viste mi sonrisa cuando me constaste esa historia tuya? Fue autentica. He aprendido a fingir; sin embargo, nunca he sido más sincera como lo que he sido en estos años de tranquilidad. Lo entenderas cuando crezcas. Ese día, como no pudiste distinguirlo, estuve atada a tus palabras, a tus miradas sin destino y, aveces, a tus dientes torcidos, del blanco natural, que deseo para mi hijo mayor. Rei con tantas ganas, que desee la intimidad, la desnudez, y sabes cual es mi mejor estímulo -eso te lo he sugerido- y no rebajas en hacerme cosquillas, en los lugares, los tiempos, los momentos. Encargate de improvisar, para mi son los rituales.

Es iluso de mi parte, desear que empieces a conocerme, de verdad, detras de la suficiencia y experiencia que admiras, a la mujer que permanece. Que lo entiendas no es mi necesidad. Nunca dejamos de buscar compañia, ni protección, pero entendemos que muchas veces se dan por separado. La busqueda de un hombre, el hombre, es la busqueda de la mujer por la mujer. Una idea por la que sufrimos los dos, pero que en nosotras se difumina más rapidamente. Una imagen persistente, aprendida y heredada de la que tú, aunque yo quiera, no podrás alejarte. Asi, lo único que deberias conocer de mi es el tiempo y el esfuerzo invertido para desbordar el caudaloso rio de tu pasión. Reirias a carcajadas al saber todo lo que he hecho y de lo que soy capaz.

He reflejado las miradas, imaginado los comentarios, esquivado los reproches y disminuido los insultos. Nunca he disimulado. Tu si lo has hecho. Me das besos intensos en la intimidad, pero me insultas con esos insipidos "picos" en la calle. Me abrazas como quien abraza a su madre, y claro, quién podria decir que no. Las miradas de las chicas que admiran lo bien que se ve la ropa que yo misma he elegido, y te he comprado; no, a ese tipo de intromiciones estoy acostumbrada. Los comentarios son, para mi, lo mismo que los reproches e insultos, no importan sin son de parte de los amigos, familiares e incluso de los hijos, que se creen con un derecho mayor. Tampoco. Lo que en realidad me duele es la urgencia tuya por ocultarme, por hacerlo todo a mi medida, por seguirme el juego, por esa falta de creatividad, la misma razón por la que las reglas en el amor no sirven. Deberias verme como una victoria, una de las que te sentiras orgulloso cuando seas viejo. No importa. Sabré fingir. Mientras buscas escusas para dejarme, hazme las cosquillas que tanto me gustan.






No hay comentarios: