En un bolsillo de la chaqueta, mientras el aguacero empezaba a evolucionar, encontró la pieza de papel periodico donde habia escrito el número. Pero era tarde ya. No habia tiempo para regresar ni un lugar donde hacer la llamada. ¡Estoy seguro que busque aquí antes! -dijo con una mezcla de amargura y remordimiento. Entonces lo que bien convino con el destino, quien para él es el único responsable, fue ver como se deshacia el papel en sus manos inundadas por las goteras del aguacero manifiesto.
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