mayo 24, 2010

Only love can sustain

Aquel flaco desnutrido confinado en una de las esquinas, pastor de tonterias y zalamero irredento, con mas ojos que cara, el pobre, persiste en su empeño. Aveces me trae motivos, algunas inspiraciones. ¡Hey flaco, acercate un poco, quiero que me cuentes alguna historia de amor! Al escualido le fascinan esas historias, se las sabe todas, si no, como dice el abuelo: se las inventa. Le permito, por esta vez, que se siente a los pies de la cama; el sonrrie siempre, le da lo mismo el piso duro, un gesto como este le hace brillar su mirada profunda, cierto escrutadora. Algún día fuimos amigos, amigos de verdad, porque lo admiraba y con él repasaba el paciente recurso del respeto, le seguia hasta en las intentonas fatales, pero no soporté tanta desilusion; a él aún le importa nada los portazos en la cara. A ver, cuentame esa historia- le dije presumiendo. No, esta vez me vas a contar una a mi- me responde sin quitarme los ojos de encima. ¿A que te refieres muñeco?- Me apresuré aún confiado. Adivino que fue ella quien te llevo a recibirme otra vez, ¿cierto?...no me engañas gordito, tu quieres creer en mi otra vez. Al amor no lo matas de hambre.

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